Tarde de niñas la de ayer, esta vez en Nido de Abeja. Que sí, que además de tener de todas las cosas más bonitas del mundo, Laura nos invita a reunirnos allí y además nos prepara té. Estuvo curioso estar allí mientras entraba la clientela. creían que éramos un taller y se quedaban ojipláticos cuando se les explicaba que simplemente nos reuníamos para hacer "nuestras labores" (concepto que me encanta).
Sin más preámbulos el reportaje gráfico.
Sara, Mian y las niñas del espejo.
Por una tarde he vuelto al ganchillo del 3.5; los dedos no acaban de acostumbrarse cuando sólo trabajas con uno del 12.
Roser y su granny square. Estamos a tope con ellos.
Sara, qué bien quedas en las fotos. Además, como reza en la pizarra, es una mamá molona. Los croissants y las galletas tampoco se quedan atrás.
Es por esto que no puedo ir a Nido de Abeja. Me compro cosas como una cinta métrica con cara de tigre. No tengo remedio.
Yo quiero más tardes, mañanas o mediodías de niñas. Vivan todas.
PD: los colores de ayer siguen esperando (mail mail mail). ¡Y esta semana tendré algunos más!
M
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